Ecuación Narrativa en Prosa Poética

Narrativa Reflexión Conciencia y Llanto

por Mónica Durán

Fórmula del Darse Cuenta:
Ecuación Alquímica del Alma, en clave nerudiana.



Narrativa (N) =
Σ (Susurros × Cicatrices) + (Luna / Sol)
Donde:

  • Susurros son las confesiones que el viento robó a los labios.
  • Cicatrices son los versos que el olvido no pudo borrar.
  • Luna es la memoria que ilumina de noche lo que el Sol (el día) quema con su crudeza.


Reflexión (R) =
∫ (Mar × Arena) ^ (Raíz de Tú)
Donde:

  • Mar es el dolor que lame las orillas una y otra vez.
  • Arena son las pequeñas certezas que se escurren entre los dedos.
  • Raíz de Tú es el núcleo desnudo donde ya no hay mentiras que crezcan.


Conciencia (C) =
∇ (Semilla − Pared) · (Viento)
Donde:

  • Semilla es el sueño enterrado que aún late.
  • Pared son los muros que construiste sin querer.
  • Viento es la fuerza que derriba lo innecesario.


Llanto (L) =
∏ (Río × Silencio) · (Garganta de Tierra)
Donde:

  • Río es el cauce por donde fluyen las lágrimas antiguas.
  • Silencio es el templo donde las lágrimas se consagran.
  • Garganta de Tierra es el grito que nace de las entrañas y fecunda el futuro.


Fórmula Final:
«Darse Cuenta» (DC) = (N + R) · (C ^ L)

Interpretación lírica:
Cuando los susurros se multiplican por la arena del tiempo, y el mar de tu historia se integra en la raíz de tu ser… Cuando la semilla rompe la pared y el viento lleva el polvo de lo que fuiste… Cuando el río de tu llanto se encuentra con el silencio y la tierra abre su garganta para cantar… Entonces, el alma resuelve su ecuación más íntima. Ya no hay incógnitas. Solo un nuevo latido, verde y húmedo, como la primera hoja después del diluvio.

Cuando la Narrativa teje sus hilos con la Reflexión, y la Conciencia se eleva a la potencia del Llanto, ocurre el milagro algebraico: el instante en que el alma resuelve la ecuación pendiente. Ya no eres quien eras. Hay un antes y un después divididos por el signo igual de las lágrimas.

El resultado no es un número, sino un latido nuevo.


Corolario:
«No hay transformación sin lágrimas que disuelvan los cálculos de la mente. El llanto es el álgebra del alma».

«El llanto es la única agua bendita que hace crecer jardines en el desierto del alma.»